Zombies!!! : Caminantes en la carretera

Meggan no entendía que estaba pasando.

Ella solo quería pasárselo bien con su amiga, ir al pub de moda. El Zifro, en la carretera comarcal.

Había quedado con Sue por el móvil, esta tarde, para que la recogiera en el Puesto de las ventas, el pequeño comercio a las afueras del pueblo.

- ¡Ok, cariño, luego nos vemos!! - Así era Sue, todo dulzura, cuando quería.

Pero Sue no había aparecido. Pasó la hora a la que habían quedado, y pasó una hora más. Y Meggan pensó que lo mejor era ir andando, y seguramente Meggan la recogería por el camino.

Había caminado cosa de media hora, paralela a la carretera, hasta que se encontró con uno de los caminantes. Parecía solo un viajero en sentido contrario, o eso pensó al principio. Pero algo no iba bien…

El hombre se había aproximado lentamente, por en medio de la carretera. Parecía aturdido, y Meggan creyó distinguir una severa herida en la cabeza.

Meggan cada vez estaba más nerviosa, y se paró en el arcén. Saludó tímidamente al desconocido, pero el extraño caminante pareció no escucharla.

El hombre avanzaba arrastrando los pies. Daba la impresión de querer alcanzarla.

Ya más cerca, Meggan vió sus ojos en blanco y observó aterrada que de la boca semiabierta le caían babas negruzcas. Toda aquella situación pudo con ella, y Meggan se dio la vuelta, deseando salir corriendo en dirección contraria. Hacia el pueblo, hacia la seguridad de su casa, su hermano Nathan, su familia…

Cuando se giró vio a lo lejos más de aquellos extraños individuos, caminando por la carretera, en su dirección. La habían estado siguiendo, de alguna forma. La habían seguido y ahora estaba atrapada…

El primer caminante ya estaba muy cerca. El hombre llevaba uniforme, era algún tipo de empleado, con el rostro gris y huesudo. Todos ellos parecían enfermos. Malditos. Y Meggan estaba asustada. Dio un par de pasos hacia atrás, intentando alejarse de él.

El hombre se abalanzó sobre su presa, de manera torpe, gruñendo e intentando aferrarla. La chica gritó, mientras le evitaba, le empujaba.

La criatura intentó morderla, y Meggan le golpeó con el bolso. Luchó desesperadamente, y logró liberarse de su abrazo.

Alcanzó a percibir al resto de los caminantes, de la carretera, algo más cerca, y salió corriendo fuera de la carretera, internándose en los campos de rastrojos y malas hierbas que bordeaban la comarcal.

Estaba confundida y tenía miedo… Esos seres no eran personas. Ya no.

Todo lo que pensaba acerca de la vida, de su vida y del mundo en el que vivía, se había quebrado en apenas unos minutos. No sabía que pasaba. Pero parecía el fin del mundo.

Y huyendo entre la maleza, hacia ninguna parte, una palabra se formó en su cabeza. Una palabra que hace unas semanas le habría causado risa, y que ahora le provocaba el mayor de los espantos: Zombies.

Que el cielo la protegiera, aquellos extraños seres eran zombies…

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