Avances

Pasa el tiempo y mi proyecto en el nuevo dominio va cobrando forma:

Continúo haciéndome eco de las noticias de Prometheus, cuyo proyecto está cobrando forma como una franquicia nueva e interesante dentro del genero de la Ciencia Ficción.

Por otra parte, sigo publicando relatos propios de Ciencia Ficción espacial o del genero Cyberpunk, expresando mi propia creatividad y mi visión de tales géneros.

Además, estoy enfocando el blog a la Ciencia Ficción española, haciendo un viaje a las películas clásicas del genero desarrolladas en España, así como a los escritores Pulp de mayor calado que han pasado por nuestro pais.

En general estoy bastante satisfecho con los avances desarrollados. Estoy reenfocando el proyecto y centrándolo en la temática Ci-Fi, aunque esto suponga no hacerme eco de noticias o películas interesantes (Conan, Juego de Tronos, género de zombies) por las cuales sienta cierto interés. El que mucho abraca, poco aprieta, que dicen por ahí...

En fin, ¿cómo lo veis vosotros?

Saludos.

E is for Evolution

Y por fin, ha llegado el momento de mutar.
Tras casi 3 meses de proyecto, Pop Culture evoluciona a su siguiente fase, y pasa a tener dominio propio: popculture.es

Por supuesto, esto no es un "adiós", ni un "hasta luego". En todo caso, quizás sea un "¡hurra!"...

La esencia de Pop Culture seguirá sin cambiar: Relatos propios, noticias del género, reseñas de películas de Ciencia Ficción y Terror...
Sin embargo, el nuevo espacio probablemente permita mayor libertad de movimientos y el lanzamiento de otro tipo de iniciativas.

Con los meses ya veréis en que se traduce todo...

Pues nada, bienvenidos, y os animo a entrar en el nuevo Pop Culture

El Día de la Bestia

Pues eso, que hoy toca hablar de este clásico del cine español de los años 90.

Quien me siga a través de Facebook sabrá lo que pienso de Alex de la Iglesia.
Un tipo que ama el cine y que nunca ha dejado que sus intereses como creador le nublen el juicio y le hagan olvidar el respeto que le debe a su público.

Así, en su etapa como presidente de la Academia de Cine, se posicionó claramente frente a la Ley Sinde y su manera de ver las cosas y de encasillar a los ciudadanos como delincuentes o analfabetos que necesitamos aprender cómo debemos hacer las cosas.

Hasta en su discurso de despedida marcó los puntos sobre las íes. Chapó por él.

Aparte de ser un tipo lucido, resulta que Alex hace algunas de las mejores películas comerciales que se crean en este país. Muestra de ello es esta "Comedia Satánica" de 1995 que se convirtió en todo un clásico del cine gamberro español.
Alex Angulo, Santiago Segura y Armando de Razza, entre otros, dando vueltas por el Madrid de fin de milenio intentando evitar el nacimiento del anticristo...

Nominada a muchos premios Goya, de los cuales ganó 5. Entre ellos, el premio al Mejor Director (Alex de la Iglesia) y el premio al Mejor Actor Revelación (Santiago Segura).

Casi nada...

Ciberpunk XVI

Aprieta los dientes, esto te va a doler.
Yo he hecho del Caos una constante. Adiós a los ositos de peluche. Adiós a los finales felices.
He hecho terrorismo con las palabras, con los conceptos. Mejor que una bomba lapa, puedes jurarlo…

El cerebro brillando como un cartel luminoso. Las armas apuntando a la cabeza, aguardando la orden precisa. Pero no se puede atrapar el vacío. No se puede matar lo que nunca existió. Somos esa nueva especie que siempre intentaron evitar. Mentes mutantes. Pensamiento libre y autónomo. Vemos vuestra basura a la legua. Podéis daros por jodidos.

PNL directa al sistema nervioso. Un latigazo de acido que corroe todo lo que eres y te deja como un animal babeando por la próxima dosis. Las mujeres se desmayaban en los garitos. Los ricos nos donaban su dinero. Quebramos todos los muros. La cárcel de papel ardió en llamas de un aura verdosa.
Hubo reacciones, por supuesto. El sistema de mentiras hábilmente edificadas se tambaleaba. Como siempre, las elites Techo pretendieron controlarlo. Usarlo contra la población civil. Eran un niño intentando quitarle la comida a un doberman… Ellos se lo buscaron.

Toda esa tecnología extendida por el planeta, como cadenas intentando aprisionar esa parte de lo Otro que da miedo y acojona. Sus estructuras de sumisión se disolvieron como azucarillos en agua hirviendo.
Somos más de lo que jamás han imaginado. Somos ese reflejo luminoso de sus sueños de dominación y alienamiento. Game Over.

Ahora no les queda nada. Les hemos quemado hasta los cimientos. Incapaces de razonar. Incapaces de mentir. Incapaces de gobernar.
Enviadnos vuestros mejores sabuesos. Comemos carne de perro para desayunar. Dentellada, dentellada. Un buen trabo de cerveza…

Os habéis olvidado lo que es el verdadero poder. Dependéis de vuestras estructuras. De vuestros mercados, vuestras reuniones de salón en la decima planta del rascacielos Marresh.

Esta noche hay disturbios en media docena de ciudades. Daños colaterales.
Estamos aquí para deciros que vuestro reino ha terminado.
Comienza una nueva era.

Braindead

Braindead es uno de esos films que todo fan del genero Zombie debería ver.

Alejado de la tragedia catastrofista de George Romero, el director, que no es otro que un joven Peter Jackson (El Señor de los Anillos, King Kong, El Hobbit), se toma a guasa el asunto de los zombies, y rueda un film tremendamente gore que no deja de resultar gracioso y entretenido.

Rozando el absurdo con total desparpajo, en el fil aparecen criaturas como un “mono-rata” que infecta la enfermedad zombie a través de la mordedura, un cura karateca o un bebe zombie con el rostro grotescamente caricaturizado.

Peter Jackson no se avergüenza de lo que hace. No se avergüenza del genero ni de sus carencias. Muy al contrario, nos regala una brillante obra de cine gore que entretiene y divierte al espectador, con una estructura interna bastante decente.

Como dato curioso, señalaré que el mono-rata que contagia la peste zombificadora en el film, es capturado en Skull Island, la isla donde tradicionalmente vivía King Kong. Por ironías del destino, Peter Jackson rodó el remake de King Kong años más tarde, narrando, de nuevo, aventuras en la Isla de la Calavera…

Un viaje a Lepanto

El tiempo es una construcción social. Una invención de la mente humana.

Una vez eliminados los tabues y las restricciones implantadas desde pequeños, cualquier hombre es capaz de viajar astralmente a épocas pasadas, visitar el hogar de nuestros ancestros, caminar por el Madrid de 1700, o estar presente en la batalla de Lepanto. Quizás si viajemos a alguna de aquellas pasadas ocasiones, sabiendo quienes fuimos, alcancemos algo de claridad sobre el quienes somos, nuestros potenciales y nuestros vicios... Hagamos un esfuerzo.

Corría acelerado el siglo XVI, buscando su fin a la vuelta de la esquina. La guerra contra los turcos había dado lugar a un combate prodigioso. Guerra de civilizaciones. La defensa del Nosotros frente al Ellos.

Aquello era una guerra más. Sin embargo, esto no es del todo correcto, pues en realidad siempre es la misma guerra. Cambiaban las armas, cambian los bandos, pero seguía siendo la misma barbarie, el mismo caos, y los mismos malditos condenados tironeándose entre ellos de vuelta al infierno, y marica el último.

Los enemigos siempre nos ayudan a superarnos. Sentirnos más vivos, y llegar más allá de nuestros límites.
Así, tras los continuos pillajes e invasiones sobre las costas europeas por parte de los turcos, las grandes potencias europeas se vieron en la necesidad de unirse para enfrentar la gran armada otomana que pretendía invadir las costas del mediterráneo y robar las riquezas de Europa.

Decían las malas lenguas que el Turco era un ser cruel, que torturaba y vejaba a los prisioneros de guerra. Era un monstruo. Un demonio. Y debía ser parado.
La Santa Liga, organizada por el papa Pio V contaba con una importante participación española, dirigida por don Juan de Austria, hermano del rey y gran estratega, pese a su juventud.

Y así, las dos flotas se posicionaron para enfrentarse, y decidir el destino de las costas europeas.
Los barcos más usados en aquellos tiempos eran las galeras, en la cual los esclavos remaban para proyectar la nave sobre las aguas. Todos aquellos infelices eran chusma. Héroes a su pesar. Malandrines de baja estufa arrestados en las ciudades europeas para servir a la patria.

Comenzó la batalla. Cañonazos a diestro y siniestro, un caos que enloquecía, y los galeotes ahí abajo, rezando por sobrevivir un día más, o muriendo atravesados por alguna bala desafortunada que penetrase las entrañas del barco. Hijo de puta del Turco. La madre que lo parió. Al infierno con los infieles…
Todo era frágil, inestable, rápido… El sonido de los arcabuces europeos se mezclaba con los disparos de artillería. Parecía que el viaje hacia la perdición se estaba acelerando. La cuenta atrás hacia el abismo. En aquella batalla la sangre y la pólvora envenenaban el alma, enervaba las conciencias. ¡Santiago!, gritaban algunos. ¡Muerte al perro otomano!

Allí estaban muchos. Españoles a su pesar. Lejos de su tierra y de su rey. En aquella situación infernal, se encontraban sin dueño y sin señor. Sin dios y sin amo. Eran hombres duros, que lucharon por su vida, más a pesar de su patria que a favor de esta. Ya no les quedaban las esperanzas, los sueños ni los cuentos de los niños. Ya eres un hombre. Muere como tal…

Todo aquello era España. Un espectáculo cruel y horroroso, pero lleno de grandeza. De señores ineptos que no se merecían a sus vasallos. Aquellos tiempos cuando había honor, y había muerte y había sangre en la cubierta de un barco…Y de toda esa oscuridad proviene la mirada amarga que aún hoy conservan muchos españoles. La mirada para mirar a su patria. Para mirar a su rey.

Los turcos estaban confiados en su victoria contra los europeos antes de la batalla. Craso error. Las naves de la flota europea eran mejores que las de los turcos, disponían de un armamento más moderno, y el saber que eran la última barrera ante la bestia turca que deseaba asolar Europa les dio fuerzas y convicción para rechazar a los otomanos.

Así, los turcos sufrieron una gran derrota, perdiendo tres cuartas partes de sus naves. La indiscutible victoria de la Santa liga trajo una esperanza y cierta tranquilidad a las costas europeas…

Tras la guerra, los galeotes españoles, regresaron a sus hogares. Incluso algunos presos y esclavos que sirvieron en la batalla ganaron su libertad. Que no todo iba a ser mala suerte en sus perras vidas.
Sin embargo, muchos de aquellos españoles que participaron en la contienda siempre serían deudores de aquel momento de gloria que llegaron a vivir por obligación y por sus faltas.

Sus pecados y la crueldad de un rey les llevaron a aquel instante de inmortalidad, que pese a todo, nada ni nadie les pudo arrebatar.
Aquellos hombres, los olvidados, habían salvado Europa del Turco, con su sangre, y su sudor…
Hijos del vacío y el desprecio. Hijos de España.

Un paseo nocturno en la ciudad Zombie

Los zombies habían entrado en la ciudad.

Pese a las patrullas policiales, y esa pose de competencia del alcalde Carlos, finalmente los zombies del extrarradio rompieron el bloqueo y entraron en las zonas pobladas.

Algunos barrios habían mostrado un exceso de confianza en los grupos de seguridad pública, y no habían establecido grupos de vigilancia voluntarios, y sufrieron las primeras víctimas civiles de la ciudad.

A partir de ahí, la epidemia se extendió lentamente. Los servicios públicos de seguridad estaban rebasados. Hubo muertos entre los policías, y el ejercito apenas podía enviar efectivos para contener la situación.

Roberto y su novia regresaban de visitar a su madre cuando fueron acosados por un pequeño grupo de caminantes.

Roberto era pacifista, y no había comprado un arma de fuego a pesar de las recomendaciones de sus amistades.

Por último, la pareja se vio obligada a salir corriendo evitando a los zombies. Por suerte para ellos ninguno de los muertos había alcanzado a herirles.

Los muertos les siguieron, tambaleantes y erráticos en su caminar.

La fortuna quiso que los jóvenes toparan con una de las patrullas ciudadanas de los alrededores, dos de los miembros iban equipados con rifles de caza y otros dos llevaban bates.

Al tratarse de pocos zombies, la patrulla estaba obligada a buscarlos y erradicarlos sin poner en riesgo sus propias vidas, por lo que siguieron el camino ya andado por la pareja, y localizaron a los caminantes.

Jose, un hombre de unos 40 años, y de pelo muy oscuro, que decía haber sido policía uso el rifle de caza para matar desde una distancia suficiente a cuatro de los zombies.

Finalmente, Diego y Mario, armados con bates y protegidos con trajes de cuero y guantes, destrozaron la cabeza a los torpes zombies solitarios que quedaban en la calle.

-Han tenido mucha suerte, amigos. Señaló Jose.

A partir de ahora no se les ocurra salir a la calle sin protección. Esto ya no es Disneyland.

Roberto y su novia fueron escoltados por la patrulla hasta su casa, y vivieron para contar su historia en las redes, afortunadamente...

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